Tu recuerdo

Amor, me he depilado. Empecé como empiezan las depilaciones en las noches de verano: un juego de tijeras y una rasuradora que termina con la piel llena de granos infectados, vellos en el suelo y una erección cuya naturaleza no comprendo mientras me miro al espejo.

A la distancia, en la tierra dónde la brisa es fresca y los ríos tibios, debes estar tan perfecta,  con tu tersa piel y tus ojos claros, mientras yo solo me quedo con esta picazón en las nalgas, en los testículos, en la base del escroto y en el alma.

Me voy a depilar eternamente para no olvidarte, las axilas, el pene, las piernas y el ano. Voy a recordar en mi sarpullido cuan distintos somos y cuanto te extraño.

No me vayas a olvidar, no vayas a engañarme amor mío. 

Hace meses dejé de depilarme y el sarpullido persiste, la irritación de los granos rojos y tu ausencia me doblegan cada noche. Le pido a Dios y a ti, que esto no sea herpes.


Siempre tuyo.

Lic. Alfonso Barragán
Cnel. De Estado Mayor
Dios, Patria y Libertad.
Loja, Ecuador.

Um comentário:

  1. Juana Inés de la Cruz24 de abril de 2014 às 08:44

    Casos como estos solo plantean muchas preguntas recurrentes, ¿cuán profundas y degradantes son las relaciones amorosas? ¿Hasta cuando la victimización por parte de los hombres cuando a una ya no le dan ganas de seguir oliendo las mismas camisas de sudor agrio?, cuando a una ya le da asco el pelo en el jabón y los vellos sobresalientes de la nariz que se asoman como cuchillos de fealdad.

    Basta varones míos, es momento de dejar a un lado la melosería, ponerse crema en el sarpullido y elevar el autoestima.

    Juan Inés de la Cruz
    Recursos Humanos
    Industrias Lacteas Toni

    ResponderExcluir