Vergoglio


Ignacio perdió bajo cercenamiento buena parte de su miembro genital debido a un accidente de índole onanista. Ha venido trabajando por casi quince años en una papelería, encuadernando y empastando tesinas,  siempre hábil en el manejo del papel, y muy consciente del dolor ácido producido por los químicos de las hojas bond sobre las manos, hasta el punto de desarrollar una coloración amarillenta en sus pulgares, y callos por encima de las líneas que otrora le indicaran  inteligencia, según la bruja (y también vendedora de papas con cuero) de San Juan.

Ignacio perdió su glande en aquella fatal madrugada, dejando caer la cuchilla industrial al intentar cubrirse el sexo por entrar la persona equivocada al taller en el peor momento. Guarda en una cartelera pequeña las cartas que su hijo ha hecho en varios eventos escolares, todas ellas colocadas con sumo cariño y en orden cronológico. Fernandito, con ligero retraso mental y apenas ocho años de vida, ha venido llenando con rayas aleatorias las cartas, para vergüenza disimulada de sus padres, tristes ellos al sentirse también fracasados frente a los trabajos de los compañeros de su hijo.

Ignacio se masturbaba con las fotos de la peña de la hermana de su recién casada mujer, recibiendo la visita inesperada de su esposa y teniendo que partir luego del corte ambos al hospital. Se prometieron fidelidad y paciencia, el doctor les informó que podían sanar el hinchado y sangrante miembro, pero que en el futuro sentiría fuertes dolores a ser tratados con analgésicos cada vez que el furor viril llegase a sus ingles. Analgésicos caros que Ignacio apenas podía costearse, aún a sabiendas de que la carencia de glande dificultaba orgasmos que sólo lograba mediante masajes a la próstata, que su mujer consideraba pecaminosos, sucios y homosexuales.

Ignacio aprendió a ceder su placer sexual por el bien de su esposa; la inseminó artificialmente, crió a su hijo según el evangelio. Aún agradece de la mano de su familia los alimentos diarios, las bendiciones recibidas y pide por la gente pobre del Guayas, la que sale en la televisión matándose con machetes y robando frigoríficos a pie.

Sea la Gloria a Jesucristo del buen Cerceno, pues esta familia entrará al reino de los cielos.

Um comentário:

  1. He leído este post mientras una mujer negra me realiza una felación, y me siento un hombre bendecido en Jesucristo.

    Saludos.

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